Cuando_habla_el_Levante: agosto 2011

Prólogo

Este libro nace sobre todo de la ilusión; la ilusión de un gaditano por sacar a la luz los relatos que fue confeccionando en sus años de juventud, cuando tenía mucho tiempo, más del que hubiera deseado en ocasiones, para dedicarle al mundo de la palabra y de la fantasía. Otra cosa podrá ser, pero fantasía a este muchacho no le falta. De hecho, lo primero que me sorprendió de Paco, cuando hace unos años lo conocí, fue su respuesta a una pregunta que le hacían en un cuestionario. Era esta: “¿Qué cosa llevas siempre puesta?”, y él respondió: “La imaginación”. Desde luego todos los que lo conocemos, sabemos que es cierto. Siempre mantiene su mente despierta para crear un juego de palabras, para sacar un chiste nuevo o inventar un término que más tiene que ver con el mundo divertido de la locura que con el de la sensata realidad.

Cuando habla el levante está compuesto de un nutrido grupo de relatos muy diversos. La primera muestra de esa variedad se aprecia en el tono. La chispa gaditana está presente en la mayoría de estos escritos. Muchos están salpicados de ese humor peculiar que bulle constantemente en las puertas del Mercado de Abastos, en las plazas del casco antiguo o en la singular playa de La Caleta. Precisamente el juego de palabras, del que tanto gusta el autor, vertebra el relato titulado “El culto al cuerpo” o “Humberto, El gordo”. A veces el humor llega a teñirse de surrealismo cuando se presenta como protagonista de la historia al antiguo y olvidado “jabón lagarto”, que llora desconsolado en la estantería de un comercio porque ya nadie lo compra. Pero, pese a la vena de romancero que no puede ocultar, no todos los relatos que componen este volumen tienen esa vis cómica. Los hay muy dramáticos y tristes como, por ejemplo, “Las batallitas de P. (Punto)”, que refleja el desencanto de un joven sobradamente preparado, pero que no encuentra trabajo.

La diversidad de la que hablamos se aprecia también en la factura de los relatos así como en la variedad de voces que en ellos afloran. Encontramos historias que sorprenden por su final inesperado como es el caso de “El amor es como el mus” o “Resumen de desencantos encantadores”. Otras, en cambio, ofrecen la distinta perspectiva con que los protagonistas viven el mismo suceso. Es el caso, por ejemplo, de “El carrusel de los bellos pensamientos”. En esta última historia se aprecia además la mezcla del verso y la prosa. La presencia de versos, muchos de ellos con rima como juego, la hallamos también en “La casa de las excentricidades”. A veces una misma narración aparece fragmentada en diversos retratos. Es el caso de “Ellas, con sus formas y sus modos”, donde encontramos diferentes personalidades femeninas.

Algunas de estas historias muestran una alta dosis de originalidad. “El niño sin nariz” es una muestra de lo que decimos. Su protagonista es incapaz de percibir “la fragancia de una flor”, pero en cambio es capaz de oler la sonrisa y los sentimientos. A lo largo de estas páginas encontramos también la voz experimentada y sabia de un abuelo que habla a su nieto. Se trata del relato “Lo que yo te diga, Pablo”. Los mensajes que este anciano le transmite a su nieto son muchos, pero en esencia trata de inculcarle como valores más importantes el de la sencillez y el de la humildad: “Apártate del que ya piensa que todo lo sabe, y de los que van por la vida de vuelta de todo y de ida de nada, esas personas no te harán rico en vivencias”.

La diversidad también se muestra en los temas tratados. Un gran número de relatos está dedicado al amor en sus múltiples facetas. Éste aparece retratado, la mayoría de las veces, en su lado más sensual. En otras historias el autor reflexiona sobre las relaciones de pareja llevadas, a veces, más por la inercia que por el verdadero enamoramiento o la pasión. También aborda la dificultad que tiene aquel que sufre una minusvalía física para encontrar el verdadero amor.

Además de los asuntos del corazón (y de otras partes más bajas), encontramos otros temas. La imaginación vuela al pasado para relatar el primer embotellamiento de la historia en “Atascos a la romana findus”. El recuerdo del niño gaditano de los callejones vuelve para rendir homenaje al oficio del comerciante honrado en “El viejo almacén”. La labor del autor como docente le lleva a reflexionar de forma humorística sobre la educación en “NUEVA LEY DE LA REFORMA EDUCATIVA, “LA LOQUE” (LEY ORGÁNICA QUE UNIVERSALIZA LA EDUCACIÓN)” y más concretamente su formación como químico está presente, sobre todo, en el peculiar repaso que da a la tabla periódica en “Historia de los elementos”. Es esta una forma de aprenderlos francamente sui generis que cualquier estudiante de esta difícil materia agradecería.

En esta antología de narraciones cortas asoma también la crítica. La particular opinión del autor sobre el fútbol como “opio del pueblo” y generador, muchas veces, de violencia aparece en “Zinedine Zidane, niño travieso”. Por otro lado, arremete contra la figura del solidario de postín en “La ciudadana del mundo”. En este relato, como en otros, hay una evidente defensa del valor de la humildad. Esto es lo que sabiamente nos aconseja en la frase que cierra la historia: “habla en silencio el lenguaje de la ayuda”.

Los relatos que integran este volumen no están dispuestos por orden cronológico de escritura, pero aun así se puede observar una evolución en el estilo. Madre de sal presenta una estética altamente romántica y barroca propia de la edad jovencísima con que fue escrito. A esta primera historia le sucedieron después otras con un corte y una temática mucho más actuales.

Cuando habla el levante se presenta como un libro sencillo, sin pretensiones. Únicamente aspira a que pase un buen rato aquel que lo lea y si, de camino, puede sacarle una sonrisa de vez en cuando, pues mejor que mejor. Las narraciones que aquí se incluyen se muestran sin mucha labor de retoque. Prácticamente aparecen como nacieron, fruto de la espontaneidad y la fluidez que caracterizan a la escritura de este gaditano de pro.

Que Paco colecciona chistes para hacer reír nadie lo duda. Solo hace falta recorrer las historias que integran esta antología para constatarlo. Que le pierden los aforismos salta a la vista. Cada relato comienza con uno para hacernos pensar y disfrutar de la sabiduría de muchos locos lúcidos. Que le encantan las metáforas es absolutamente cierto. No tenemos más que leer este libro variopinto para quedar enamorados con su palabra.

Gema Rodríguez Ballester

Cuando_habla_el_Levante

Vistas de página en total

viernes, 12 de agosto de 2011

¿CÓMO COMPRAR EL LIBRO?

Prólogo del libro